permitidme que mi primer comentario esté dedicado a la memoria de mamá. Con el paso del tiempo uno se da cuenta que, si con 9 años se te va lo más importante, todo cambia de repente. Mamá no era de Gibraleón, era una "exiliada" pero al revés. Vino desde Segovia para, como dice tío
Pablo "impartir magisterio entre los niños olontenses". Quizás éramos demasiados pequeños para darnos cuenta de todo lo que pasaba, y la mayoría de los recuerdos y vivencias eran demasiado difusas. Con el paso del tiempo, y gracias a todos vosotros, olontenses, sabemos que mamá fue una buena persona, que caló hondo entre vosotros, porque a pesar de que pasen los años, la admiración hacia ella sigue siendo la misma. Nunca estaremos lo suficientemente agradecidos por el cariño que hacia ella siempre nos habéis mostrado. El poner su nombre a uno de los colegios, me hizo comprender todo lo que hizo por el pueblo, cosas que a un niño de 9 años se le escapan. Las buenas palabras hacia ella cada vez que nos encontramos, no hacen más que unir todos esos recuerdos que uno guarda, y que la prontitud se encargó de difuminar. Por ello quiero daros las GRACIAS a todos, a tí Pablo por tenerla siempre presente, a toda la familia que allí tenemos por preocuparos siempre de nosotros aunque estemos tan lejos, a Pepe, Paqui y toda la familia Domínguez Ponce por el cariño que siempre nos habéis dado desde aquel mal día. Y a tí mamá que te quedaste allí para siempre, gracias por ser tan grande como fuíste
